Como estábamos de vacaciones, Javier no pudo celebrar sus cuatro añazos con sus compañeros. Por este motivo, el viernes pasado hicimos una fiesta donde no faltaron los tirones de oreja, las canciones y los bailes.
Para compartir con sus compañeros, Javier trajo un riquísimo bizcocho, con velas y todo, así que tuvimos que soplarlas varias veces: el ensayo, otra todos juntos, el cumpleañero por su parte una más y por último, otra vez todos los amigos juntos.
¡Muchísimas felicidades Vikingo!
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