Los peques de 3 años, Corsarios y Vikingos, comenzamos el día con unas estupendas piruletas de chocolate que les dejaron la cara limpísima, y es que necesitábamos coger fuerzas para lo que nos esperaba esa mañana.
Mientras tanto los Mosqueteros, Piratas, Ventolines y Ojáncanos ibamos preparando nuestros talleres para sorprender a los compañeros.
Asi la mañana se convirtio en una gymkana de pruebas y actividades divertidisimas.
Moco de vampiro, pedos de bruja y casi por arte de magia nos convertimos en mariposas, arañas, monstruos, ogros... ¡qué miedo dabamos!
en la planta de arriba tuvimos un respiro al comer unos riquísimos dedos de bruja impregnados en caca de murciélago ¡qué asco nos daba! pero ¡qué rico que estaba todo! al menos eso decían los valientes que se atrevieron a degustar tan exótico manjar.
También hubo hueco para las manualidades, un fabuloso fantasmín que se convirtió en nuestra mascota espanta-montruos.
Por último, después de superar el bosque de los misterios y recuperar el tesoro de Halloween gracias a la ayuda de la bruja y su compinche, nos adentramos en la guarida de una bruja que se había olvidado sus pócimas casi preparadas: gusanos, ojos, visceras... ¡cualquiera se atreve a tocar aquello!
Nuestro premio estaba más que merecido, el truco o trato funcionó a las mil maravillas y es que ese día había una magia especial por el colegio ¿tendremos alguna mamá o papá mago?
Mientras tanto los Mosqueteros, Piratas, Ventolines y Ojáncanos ibamos preparando nuestros talleres para sorprender a los compañeros.
Asi la mañana se convirtio en una gymkana de pruebas y actividades divertidisimas.
Moco de vampiro, pedos de bruja y casi por arte de magia nos convertimos en mariposas, arañas, monstruos, ogros... ¡qué miedo dabamos!
en la planta de arriba tuvimos un respiro al comer unos riquísimos dedos de bruja impregnados en caca de murciélago ¡qué asco nos daba! pero ¡qué rico que estaba todo! al menos eso decían los valientes que se atrevieron a degustar tan exótico manjar.
También hubo hueco para las manualidades, un fabuloso fantasmín que se convirtió en nuestra mascota espanta-montruos.
Por último, después de superar el bosque de los misterios y recuperar el tesoro de Halloween gracias a la ayuda de la bruja y su compinche, nos adentramos en la guarida de una bruja que se había olvidado sus pócimas casi preparadas: gusanos, ojos, visceras... ¡cualquiera se atreve a tocar aquello!
Nuestro premio estaba más que merecido, el truco o trato funcionó a las mil maravillas y es que ese día había una magia especial por el colegio ¿tendremos alguna mamá o papá mago?
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